El apagón que afectó la península ibérica la pasada semana ha expuesto la vulnerabilidad de un sistema eléctrico en plena transformación. La transición energética no solo implica descarbonizar la generación, sino también adaptar infraestructuras y tecnologías para garantizar un suministro seguro y estable.
El apagón que afectó este lunes a la península ibérica evidenció la fragilidad de un sistema eléctrico cada vez más complejo. La mayor penetración de las energías renovables obliga a repensar cómo operamos y protegemos una infraestructura crítica.